lunes, 1 de noviembre de 2010

Saint Germain des Près

Hace tiempo que no veía a nadie como tu, vaqueros gastados, converse violetas, pelo corto y negro. Pero lo que mas me llamó la atención fue que a diferencia del resto de mis compañeros de viaje tu sabías sonreir. Cuando entraste se paró el tiempo, simplemente se desvaneció esa imagen de gente seria incapaz de ser feliz incluso un día festivo, la señora que leía en los asientos de al lado, el hombre que miraba al vacío perdido en otro mundo mas rutinario en la lejana superficie. Tan solo estábamos tu y yo, te miré, me miraste, te sentaste a mi lado. Creamos un puente de palabras intentando separar la distancia entre los dos pero desde el principio era demasiado tarde. De pronto un pitido nos devolvió a la realidad. Al cerrarse las puertas quedaron tan solo un par de besos y un nombre flotando en el aire que irá borrando la memoria hasta que un día nos preguntemos si algo así realmente llegó a pasar.

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