viernes, 1 de octubre de 2010

30 de septiembre: sindrome de Ulises

Me parecen siglos lo que llevo esperando para dormir en esta cama, para deshacer las maletas, para ver desde mi ventana la puerta de Saint Martin. Me parecen siglos el tiempo que llevo lejos de Grecia cuando en la calle hace frio y el cielo es de color gris. Mas lejanos quedan los dias en España, tan lejanos que me parecen recuerdos de otro verano, de otra vida que alguna vez tuve en una pequeña ciudad del sur. Cuando llevas tanto tiempo viajando, cuando tus maletas han subido y bajado miles de escalones, cuando empiezas a olvidar lo que es comer algo cocinado por ti y de pronto te encuentras con esto, con una buhardilla decorada con fotos de Doisneau, con una botella de champagne en la nevera y una caja de velas en la alacena simplemente... te quedas sin palabras. Por fin has llegado al destino, a Itaca, por fin has encontrado tu lugar en Paris. Y aunque sea una ciudad muy cara en la que llueve mucho, a pesar de que no haya tantos pintores en Montmartre ni sean tan bonitas las luces de la Torre Eiffel como yo esperaba no deja de tener encanto la ciudad y el viaje realmente ha merecido la pena. Aunque solo sea por las personas que he encontrado. Aunque solo sea por el instante en el que por primera vez en mucho tiempo pensé sinceramente "Todo va bien, ya estas en casa"

Y aunque la encuentres pobre, Itaca no te engañó.
Rico en saber y en experiencias como vuelves
comprenderás al final lo que significan las Itacas.

C. Cavafis.

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